Apoyo Psicológico y Soporte Emocional Ante la Infertilidad

El impacto emocional de la infertilidad no solo se circunscribe a la pareja, también llega a afectar al entorno familiar y social, por lo que el tratamiento no solo puede reducirse al aspecto médico o biológico.

El número de personas que se encuentran en tratamientos por su infertilidad es mayor cada día, debido a factores sociológicos que influyen en la vida de la mujer (metas profesionales, actividades laborales, retraso en la edad de procrear) y médicos (menor calidad de óvulos y espermatozoides, enfermedades como las infecciones de transmisión sexual que con el curso de los años afectan al aparato genital femenino y masculino).

Hay diferencias entre hombres y mujeres. La mayoría de las mujeres tiende a estar muy pendiente de sus ciclos menstruales (puede suponer un hecho muy traumático emocionalmente, el tener la regla ante la búsqueda de un embarazo). Los hombres pueden sufrir de forma silenciosa el impacto emocional porque no tienen esa vivencia. Clínicamente se puede observar que la respuesta de un miembro de la pareja influencia la respuesta emocional del otro, revelándose un efecto circular, culpándose uno al otro por su dificultad, generando tensión y resentimiento entre la pareja por pensar que el otro no está experimentando las mismas emociones de frustración.

Estos problemas se acompañan de malestar psicológico, que puede alterar el equilibrio emocional de las parejas e interferir negativamente en el tratamiento. Se ha demostrado que la principal causa de abandono de los tratamientos de reproducción es por motivos psicológicos, por lo tanto, dar apoyo en esta área es fundamental para conseguir el éxito; identificando el estado emocional y la calidad de vida antes, durante y después de los tratamientos de medicina reproductiva; para disminuir el estrés asociado a la infertilidad.

Los tratamientos de reproducción asistida (TRA) pueden provocar incomodidades en la vida de las pacientes por los estudios diagnósticos, las consultas, la sensación de falta de control ante el deseo de gestar, la espera de resultados, desvincularse del tratamiento o aceptar el final del mismo para explorar otras alternativas, y finalmente aceptar que el embarazo es una posibilidad a conseguirse.

El apoyo psicológico facilita la expresión de emociones, ayuda a las pacientes en la toma de decisiones, les proporciona estrategias de afrontamiento, les ayuda a manejar de mejor manera la ansiedad y la angustia y minimiza los sentimientos de culpa en las parejas que por último no deciden someterse o continuar con el tratamiento. Nuestra aspiración es que las parejas comprendan las implicaciones de sus opciones de tratamiento, para que el camino que recorramos juntos sea lo más llevadero en la consecución de la gestación, en las mejores condiciones emocionales.

Consulta de apoyo emocional en el IQUI

La dificultad para procrear un hijo, en mayor o menor medida, puede resultar un proceso psicológico doloroso, razones que hicieron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyera a la infertilidad dentro de las enfermedades crónicas comparable al cáncer o a la infección por VIH.

En el IQUI, la atención de la persona que se somete a un tratamiento de fertilidad es integral, por lo que no solo nos centramos en el tratamiento médico sino también en las inquietudes emocionales que este les pueda producir. Queremos que nuestras pacientes se sientan acompañadas y respaldadas en todo momento. Todo nuestro equipo humano está formado desde la empatía, sensibilidad y experiencia del cuidado emocional del problema reproductivo, pero además disponemos de una psicóloga especialista y brindamos hasta 3 consultas psicológicas que están incluidas en el costo del tratamiento, para preparar la esfera emocional de la paciente frente a las diferentes fases psicológicas que tendrá que asimilar. La ayuda emocional que proponemos está orientada a dos objetivos fundamentales: la disminución del estrés asociado a la infertilidad y su tratamiento, y la colaboración en la consecución de la gestación en las mejores condiciones emocionales posibles, este manejo adecuado permitirá en las pacientes o parejas infértiles mejorar su salud mental, mejorar su calidad de vida y aumentar las tasas de embarazos. 

La infertilidad y las relaciones de pareja

La comunicación puede verse afectada, ya que uno de los dos miembros puede tratar de evitar expresar sus pensamientos para proteger a la pareja o puede crear una sensación de rabia o resentimiento, aumentando la tensión en la relación. Pueden disminuir relaciones sociales, actividades placenteras y de distracción en las que participaban.

Aparecen conflictos de pareja que se manifiestan por una menor frecuencia de relaciones sexuales, surgiendo insatisfacción y disminución de la autoestima sexual. El sexo puede convertirse en una experiencia dolorosa ante la imposibilidad de concebir, convirtiéndose este principalmente en la «búsqueda de un embarazo”. Las relaciones sexuales programadas medicamente en los periodos fértiles pueden disminuir la espontaneidad y convertirse en una tarea más que se asocia únicamente con propósitos reproductivos.

Efectos emocionales de la infertilidad

La infertilidad puede llegar a representar una crisis grave en la vida de una persona por representar la pérdida de los ideales de convertirse en madre/padre y de no poder vivir una de las experiencias más valoradas por la familia y la sociedad. Estas afectaciones en la pareja se presentan como consecuencia de la pérdida de:

  • La posibilidad de tener un hijo biológico.
  • La satisfacción física y emocional de vivir la gestación y el nacimiento.
  • El deseo de las relaciones sexuales.
  • Poder integrarse a un grupo de personas contemporáneas, que ya tienen descendencia.
  • Las relaciones con personas emocionalmente importantes. 
  • Control emocional.
  • Poder cubrir las expectativas familiares en relación con la descendencia. 
  • Las expectativas de la pareja y los proyectos que le dan sentido a su vida. 
  • La autoestima, al considerar que su organismo no reúne las condiciones necesarias para reproducirse, lo que se traduce en una sensación de fracaso y angustia. 

Algunas parejas, tras el diagnóstico, toman aceleradamente la decisión de comenzar los tratamientos con la idea de encontrar en ellos una solución mágica sin el espacio y tiempo necesarios para asimilar su diagnóstico. Por esto, es necesario ayudarles a definir el camino, explicar los costes psicológicos, físicos y económicos a los que tendrán que someterse. 

La intervención psicológica en este proceso de profunda preocupación favorece el éxito a la hora de afrontar un nuevo tratamiento. Las personas que desean tener un hijo y optan por tratamientos de reproducción asistida necesitan conocer que, tras cada intento, existen emociones que hay que saber canalizar para poder continuar, asimilar un tratamiento fallido, supondrá a futuro tomar decisiones coherentes y saludables. Por lo que nuestra psicóloga les ofrece la guía y contención psicológica necesaria para afrontar de manera más delicada el camino hacia la consecución de un hijo.

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