Son los parámetros morfológicos que se pueden identificar en los embriones de quinto día de desarrollo, cambios que se manifiestan favorable o desfavorablemente en la implantación del embrión. En la valoración dinámica de blastocistos de quinto día, de acuerdo a la clasificación de la ASEBIR (Asociación Español de Medicina Reproductiva), estos se clasifican en 4 categorías A, B, C, D en función de las características de la masa celular interna, del trofoectodermo y el grado de expansión del blastocele (cavidad llena de líquido limitada por la masa celular interna y el trofoectodermo). Los blastocistos clasificados como A serían los de máxima calidad, por lo tanto, tendrán mayor capacidad para implantar y dar lugar a un embarazo; como B presentarían una buena calidad y elevada capacidad para implantarse; como C tendrían una calidad media y una capacidad disminuida para dar lugar a una gestación, y los de la categoría D serían los de peor pronóstico y son embriones que se recomiendan no transferir. En casos de igualdad de calidad embrionaria, se pueden seleccionar los mejores con ciertos criterios, entre estos: el grosor de la capa externa o zona pelúcida, la existencia de signos de eclosión y el desarrollo del blastocisto en estadios previos.