Es el indicador epidemiológico que mide la frecuencia de una enfermedad, relacionando el número de enfermos con el total de la población expuesta al riesgo de enfermar, en un lugar y durante un periodo de tiempo determinado. Se expresa como una proporción con base 100, 1.000, 10.000 o 100.000, de acuerdo con la magnitud de la población estudiada, para facilitar su interpretación.