Es el indicador epidemiológico que mide la frecuencia de muertes, relacionando el número de muertes con el total de la población expuesta al riesgo de morir por una enfermedad, en un lugar y durante un periodo de tiempo determinado. Se expresa como una proporción, con base 100, 1.000, 10.000 o 100.000, de acuerdo con su magnitud.