¿Cómo se realiza la selección espermática en los tratamientos de reproducción asistida?

Se han investigado e ideado muchas maneras para tratar de identificar el mejor espermatozoide con el que se debe fecundar al óvulo, sin embargo, hasta el momento no existe el método ideal, ya que la calidad espermática obedece a múltiples factores propios del paciente como cuando existen patologías genéticas, infecciosas, etc., que pudieran haber afectado al testículo o por influencia del medio ambiente e incluso de la actividad laboral; los parámetros que se toman en cuenta inicialmente para valorar la calidad espermática son la concentración, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.

Dependiendo de los antecedentes clínicos, y/o quirúrgicos del paciente, se solicita otros estudios como son el cultivo y antibiograma seminal, la recuperación espermática móvil (REM), la fragmentación de ADN (TUNEL), el estudio de la apoptosis de los espermatozoides (MACS), FISH de los espermatozoides, estudio de la meiosis espermática, etc. En definitiva, lo que se busca es conocer la estructura interna del espermatozoide y de forma concreta la integridad del ADN, la madurez espermática y la ultramorfología del mismo.

También se usa para conocer la madurez espermática, la técnica de PICSI, que se fundamente en la unión de espermatozoides maduros unidos a una placa de microinyección con ácido hialurónico, seleccionandoselos a estos para la ICSI. También se utiliza la técnica de IMSI (observar los espermatozoides con 6.000 aumentos), seleccionandose los espermatozoides con mejor morfología para ICSI, el ICSI solamente nos ofrece 400 aumentos.

En la fertilización in vitro para asegurar una fecundación normal, el primer paso es la capacitación espermática, que tiene como propósito mejorar la concentración y la movilidad espermática, siendo el procedimiento básico para lograr el desarrollo embrionario y de cuyo resultado dependerá la conducta clínica futura a aplicarse a la paciente.

A través de todas estas pruebas, tratamos de identificar a los espermatozoides con la mejor capacidad fecundante, que contribuyan a una adecuada evolución e implantación embrionarias, que se exprese como embarazos evolutivos.

Como podrá entenderse no existe un método que garantice que el espermatozoide seleccionado es el mejor, la morfología espermática es un excelente parámetro para tomar en cuenta pero el conocimiento de su estructura interna, sobretodo de su ADN, es trascendental porque es el que va a interactuar con el ADN ovocitario para la generación de embriones de óptima calidad.

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