Frente al estrés el organismo responde con modificaciones en la esfera psicológica y en la esfera orgánica que se traducen en alteraciones hormonales y que se pueden manifestar en el siguiente orden:
La consecuencia definitiva en la mujer sería la producción de anovulación, amenorrea y, por ello, la dificultad para obtener un embarazo.
En los casos de estrés grave, en los que se producen los cambios anteriormente descritos, el aumento de la prolactina, sobre todo, en el varón, y de las hormonas suprarrenales, puede conducir a una disminución, o incluso supresión, de la actividad sexual.