La implantación embrionaria es el proceso mediante el cual el embrión en estadio de blastocisto se adhiere al endometrio materno para continuar con su desarrollo intrauterino, para lo cual son necesarios numerosos factores como por ejemplo la maduración ovocitaria, la división celular, la activación del genoma embrionario, la compactación, la formación, la expansión y eclosión del blastocisto y, finalmente la implantación. Este proceso puede provocar sangrado genital en poca cantidad al ponerse en contacto el blastocisto con la circulación materna, para continuar con el desarrollo del embrión.
La implantación embrionaria requiere una sincronicidad biológica entre el endometrio (mucosa situada en el centro del útero) y el blastocisto, teniendo poco tiempo para este proceso de solo unas horas en cada ciclo menstrual, periodo de tiempo llamado “ventana de implantación”. Es solo en este periodo de 12 a 48 horas cuando el endometrio es receptivo en pacientes con ciclos regulares de 28 días, correspondiendo entre los días 20 y 24 del ciclo, desplazándose si los ciclos son de menos o de más días.
De 6 a 10 días después de la fecundación o luego de 2 a 3 días de llegar el embrión al útero empieza el proceso de implantación, el embrión se contacta con el endometrio orientándose por área del trofoectodermo que está cerca al embrión, y el blastocisto empieza a cumplir con las fases de aposición, adhesión e invasión, penetrando el endometrio, para establecer la circulación con los vasos sanguíneos maternos, paralelamente el endometrio en esta zona aumenta el número de vasos sanguíneos, proceso que permite el posterior desarrollo de la placenta y el establecimiento de la circulación fetoplacentaria, este acontecimiento puede provocar la ruptura de vasos microscópicos y traducirse como sangrado vaginal, hecho que sucede en aproximadamente un 30 % de los embarazos iniciales. Este sangrado no significa en ningún momento un riesgo para el actual embarazo.
El sangrado por implantación puede asociarse con dolores leves, tipo cólico menstrual, en un volumen escaso, de color rosado, rojo o achocolatado, que generalmente dura de 1 a 3 días, pudiendo ser intermitente.
El sangrado menstrual generalmente es de mayor volumen, de color rojo vinoso, puede acompañarse de coágulos, e incluso en las pacientes en las que se preparó el endometrio con estrógenos para una transferencia diferida, puede observarse la salida del molde endometrial, que puede confundirse con un saco gestacional, este hecho debe contrastarse con la correspondiente prueba de embarazo que tiene que realizarse la paciente en la fecha indicada, la misma que naturalmente debió ser negativa, ya que estamos refiriéndonos a pacientes con tratamientos de reproducción.
Este sangrado puede aparecer también en un ciclo espontáneo, es decir, en una paciente que no se ha sometido a ningún tratamiento de reproducción asistida, como inseminación o fertilización in vitro, en este caso, se debe confirmar mediante una prueba de embarazo en sangre o en orina, que en efecto se encuentra embarazada y consultar a su médico, para que proceda con el seguimiento ecográfico y hormonal correspondiente.
Al producirse este sangrado en un 30 % de los embarazos iniciales, en primer lugar, no debe desilusionarse, esto puede suceder cuando ha recibido estimulación ovárica con letrozol, citrato de clomifeno o gonadotropinas, para un tratamiento de inseminación o fertilización in vitro, igualmente este sangrado puede ocurrir en un embarazo espontáneo. No suspenda la medicación que le han prescrito, comuníquese con la unidad de reproducción que la está tratando, realícese la prueba de embarazo en sangre u orina en la fecha indicada e informe inmediatamente el resultado a su médico.