Síndrome de Hiperestimulación Ovárica (SHO)
En los tratamientos de reproducción humana existe el riesgo de que se produzca el síndrome de hiperestimulación ovárica como resultado del uso exógeno de inductores de la ovulación, este puede ser leve o severo, presentando manifestaciones generalmente, a las 48 horas de la administración de la gonadotropina coriónica humana (hCG) para completar la maduración ovocitaria; consisten fundamentalmente en molestias abdominales, ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal), molestias respiratorias, acumulación de líquido en la cavidad pleural, trastornos enzimáticos y de la coagulación que pueden progresar de forma rápida y llegar a ser graves a las 7-10 días de la administración de hCG comprometiendo incluso la vida de la persona. Los principales factores de riesgo para su aparición son ser joven, el síndrome del ovario poliquístico y los antecedentes de SHO.
El diagnóstico del síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO) es clínico, acompañado de los hallazgos de la ecografía transvaginal/abdominal y de laboratorio.
La evolución del cuadro depende de la presencia de embarazo, ya que la gestación puede llegar a agravar este cuadro. En ausencia de gestación, la mejoría es esperable en 48-72 horas una vez iniciado, aunque puede prolongarse algunos días y desaparecer con la menstruación.
Para prevenir el aparecimiento de este síndrome se realiza el monitoreo controlado del desarrollo folicular acompañado de mediciones de estradiol en sangre, antagonista de GnRH para evitar la descarga endógena de LH, así mimo en vez de utilizar hCG para culminar la maduración ovocitaria se recurre a agonistas de GnRH como la Triptorelina y se administra acbergolina en dosis de 2.5 mg diarios desde el día en que se aplica la hCG o la triptorelina.