¿Puedo embarazarme si tengo VIH?

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un retrovirus cuyas vías de transmisión son la sexual y la parenteral, también pudiendo transmitirse en forma vertical durante el embarazo, parto y lactancia. Se estima que el riesgo de contraer VIH por relación sexual vaginal no protegida es de un 0.1 a 0.5 %, siempre que se trate de una pareja sin otras prácticas asociadas de riesgo, influyendo también que la carga viral no esté elevada y que no existan otras infecciones de transmisión sexual.

¿Cómo influye el VIH en la fertilidad?

En este tipo de pacientes, que no pueden obtener un embarazo de forma natural, por ser uno o los dos miembros seropositivos con las respectivas variantes debido a sus condiciones personales e inmunológicas, se puede recurrir a las técnicas de reproducción asistida, ya que si bien es cierto el VIH de por sí no parece ser causa de infertilidad, sino factores como la vía de adquisición, la malnutrición, las patologías asociadas a la infección, los estados avanzados de la enfermedad, los tratamientos antirretrovirales que tienen efecto nocivo sobre la foliculogénesis y ovulación y el consumo de drogas que sí pueden coadyuvar a que esta se presente.

En las pacientes con VIH se describen alteraciones menstruales como oligomenorrea (disminución de la frecuencia normal de reglas) en caso de asociación a drogas y alcohol o cuando la carga viral es alta y los niveles de CD4 son bajos. Del mismo modo se describe mayor incidencia del fallo ovárico prematuro especialmente en estados avanzados de la infección; disfunciones endocrinas  producida por el VIH, toma de algunos antirretrovirales o consumo de drogas.

El VIH de por sí tampoco se ha visto claramente relacionado con alteraciones seminales, sino más bien con los hábitos de vida poco saludables y las patologías asociadas, especialmente, infecciosas que con frecuencia están presentes en los varones afectados, o los estados avanzados de la enfermedad, donde se han descrito más comúnmente alteraciones en la concentración y movilidad espermática o presencia de leucospermia sobre todo, si CD4 < 200/mm3.

¿Qué me ofrecen los tratamientos de reproducción asistida si tengo VIH?

Las técnicas de reproducción asistida evitarían el contagio a la pareja cuando esta es seronegativa, determinando también que el momento más adecuado para lograr un embarazo es cuando hay la menor carga viral < 1.000-5.000 copias/ml, indetectable si es posible, niveles > 500/mm3 de CD4 durante un periodo de 6 meses al menos y ausencia de enfermedad avanzada, buscando, así mismo el tratamiento antirretroviral más adecuado con el menor riesgo de teratogenia y descartando resistencia a los fármacos.

VIH en la mujer

El VIH-1 puede aparecer en las secreciones vaginales y cervicales, libre o asociado a células. Los niveles plasmáticos de ácido ribonucleico (ARN) del VIH-1 constituyen el factor predictivo más importante de su presencia a nivel genital, y desciende tras la terapia antirretroviral altamente activa.

En estos casos se puede recurrir a la autoinseminación en los días fértiles para evitar las relaciones sexuales sin protección y el contagio a la pareja, o realizar inseminación con el lavado normal si la pareja es seronegativa, si él es seropositivo, también se puede realizar inseminación con semen previamente lavado (para enfermedades infecciosas).

La transmisión vertical es mayor al final de la gestación y durante el parto, y se relaciona con la carga vírica (CV) en sangre. El embarazo no implica un efecto negativo en la progresión de la enfermedad en una mujer asintomática bien controlada ni tampoco el riesgo de complicaciones obstétricas o malformaciones fetales.

VIH en el varón

La presencia de VIH-1 ha sido detectada en el plasma seminal en forma de virión y de provirus en la fracción celular no espermática del eyaculado. Los parámetros seminales se mantienen normales hasta estadios avanzados, en que desciende el número y el porcentaje de espermatozoides móviles.

Cuando solamente el hombre es seropositivo podemos recurrir a la preparación del semen mediante lavado y si la recuperación espermática es buena podemos realizar inseminación, de lo contrario recurriremos preferentemente a la fertilización in vitro con técnica de ICSI, que nos brinda mayor seguridad para evitar un contagio, ya que además de contar con semen debidamente preparado, microinyectamos un solo espermatozoide por cada óvulo, eliminando prácticamente el riesgo de contagio.

VIH en la pareja

Si los dos miembros de la pareja son seropositivos, se recurre igualmente al lavado de semen e ICSI, porque puede tratarse de cepas distintas de VIH con diferente virulencia y de resistencia a fármacos, previniendo la superinfección o infección por una cepa más agresiva o resistente, se debe lavar el semen aunque la mujer sea seropositiva si no se ha buscado/identificado la cepa o cuando se ha aislado una cepa distinta o más resistente a los fármacos.

En nuestra unidad contamos con el equipo profesional adecuado para tratar a este tipo de pacientes, con todas las precauciones requeridas. De esta manera ofrecemos a las parejas con VIH la posibilidad de ser padres, disminuyendo casi en su totalidad las posibilidades de contagio entre ellos y la transmisión al recién nacido.

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