Quistes ováricos

¿Cómo se definen y cuál es su sintomatología?

Los quistes ováricos son muy frecuentes en mujeres en edad reproductiva, la mayoría de veces son de carácter benigno y de tamaño variable, que pueden tener un contenido cuya densidad puede variar de líquido a sólido, pueden evolucionar de manera progresiva o abrupta; generalmente suelen ser asintomáticos o presentar una sintomatología leve caracterizada por molestias en la parte baja del abdomen, sensación de pesantez y dolor con las relaciones, o dar una sintomatología emergente, caracterizada por un cuadro abdominal agudo, náuseas, vómitos, etc., cuando se rompen o cuando se torsiona su pedículo. 

En reproducción humana los quistes que más frecuentemente observamos son: los funcionales llamados “quistes funcionales”  que son quistes simples con un contenido líquido, generalmente desaparecen solos, pero cuando se mantienen se denominan quistes persistentes; por endometriosis, conocidos como endometriomas con un contenido denso que corresponde a sangre menstrual acumulada, que cuando se los drena su contenido es de aspecto achocolatado; los teratomas que tienen un componente líquido, denso o sólido, ya que están compuestos por tejido embrionario que se diferencia en el interior del quiste en piel, pelo, uñas, dientes, hueso, grasa, etc. Cuando utilizamos citrato de clomifeno para inducir la ovulación en tratamientos de reproducción asistida, podemos en el siguiente ciclo del tratamiento tener en forma de quistes funcionales “residuos” del tratamiento anterior. Así mismo existen otra variedad de quistes ováricos, que tienen una implicación diferente con respecto a los tratamientos de reproducción humana.

¿Cómo se diagnostican los quistes ováricos?

Podemos darnos cuenta de su presencia en la consulta ginecológica, porque la paciente puede indicar que tiene ausencia de menstruación, habiéndose descartado un embarazo, esto generalmente ocurre en los quistes persistentes, así mismo en el examen físico podemos darnos cuenta de su presencia, la misma que se corrobora por la ecografía endovaginal de rastreo que realizamos; observamos su contenido, si este es líquido, generalmente son benignos; si su contenido es más denso o si su contenido es sólido  nos puede orientar hacia una etiología maligna. También ponemos especial énfasis en el grosor de las paredes del quiste, en el grosor de los tabiques que puede presentar internamente, en la presencia de papilas o excrecencias dentro del mismo y en las características del flujo doppler, para descartar sospecha de malignidad. 

Para descartar malignidad también solicitamos exámenes de sangre específicos: alfafetoproteína, gonadotropina coriónica, antígeno carcinoembrionario, el índice ROMA (algoritmo de riesgo de malignidad ovárica) que combina los resultados de los marcadores CA-125 y HE4, con la edad de la paciente y el estado de sus reglas. Así mismo, nos ayudamos con la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) pélvicas.

En los tratamientos de reproducción como protocolo siempre realizamos un eco endovaginal los primeros días de la menstruación para descartar la presencia de quistes ováricos, que nos obstaculicen la estimulación ovárica controlada.

¿Cuál es el tratamiento de los quistes ováricos?

Los quistes funcionales que observamos en los ovarios todos los meses con un tamaño de 2 cm a 6 cm, son folículos que crecen para finalmente ovular (es decir, son quistes funcionales normales). Sin embargo, en algunas ocasiones estas estructuras no desaparecen tras la menstruación y persisten a lo largo de más de un ciclo ovulatorio. Es entonces cuando se les denomina propiamente quistes persistentes, en estos casos, recurrimos a anticonceptivos orales para su tratamiento; en ocasiones estos quistes pueden aumentar su tamaño entre 5 cm y 10 cm, siendo sintomáticos y volviéndose quirúrgicos, así mismo los endometriomas y los teratomas puede aumentar de tamaño siendo necesaria su resolución quirúrgica, la misma que en la mayoría de los casos se la hace mediante laparoscopia, o de lo contrario se tiene que recurrir a cirugía abierta (laparotomía), cuando son demasiados grandes o en pacientes que tienen adherencias pélvicas por cirugías previas.

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